domingo, 13 de diciembre de 2015

El Día que se nos remeció la Tierra (2º capítulo y final)


  Mi Médico de cabecera,compadeciéndose de mi lastimoso estado,cambió el tratamiento a una
inyección cada tres días. ¡Chuchas! Estaba tan contento que lo habría besado,pero...se habría
visto raro ¿no? ¡Y lo mejor! podía ingerir dos gramos de sal diarios..cualquiera diría..pero,si esa
wueá es una cagá..lo sería pero para mí era un tesoro. ¡P'tas que estaba feliz! los distribuiría en
forma tan metódica,que ilusoriamente por ese fugaz tiempo comí y saboreé cada bocado que me
echaba a la boca. A la semana me hinché como sapo y me quitaron mis preciosos gramos de sal,
menos mal que las inyecciones las mantuvieron por cada tres días. De esto aprendí dos cosas:
no se quien me dijo:"mijito,la sal no se necesita,con el tiempo usté conocerá y saboreará los ali-
mentos sin necesidad de ella".¡Es una gran mentira,wueón..una gran mentira! Hace poco,después
de 50 años me preparé una sopa (sin sal,por supuesto),y p'tas que estaba desabrida...
  La segunda: qué diferencia de los chuzos de antes que eran reutilizadas a las hipodérmicas dese-
chables de ahora...y también qué diferencia;las enfermeras de antes eran unas viejas que parecían
estar siempre apuradas..pinchazo y chao. Lo que es ahora existe un protocolo que te conversan,
te preguntan por tu familia y son tan suaves de mano que,no te das ni cuenta cuanto te la tienen
toda adentro..(la aguja,mentes de alcantarilla).
  Siquiera habían momentos agradables,cuando al anochecer antes que apagaran la luz de la sala,
y se distribuyeran los últimos medicamentos,venían las charlas donde se juntaban bastantes pa-
cientes,la mayoría portuarios,a contar sus aventuras. Ahí conocí la historia "Del Hombre Chancho"
que merodeaba por las quebradas de los cerros alimentándose de gatos callejeros y gallinas perdi-
das. Supe también del "Calavera con Moño",comenzó como sepulturero en el Cementerio Nº3
de Playancha,luego siguió como Rondín terminando como Guardia del mismo lugar. Las histo-
rias contadas por él mismo,algunas eran muy tenebrosas como hilarantes otras,tan hilarantes que
las enfermeras de turno salían de su box para hacernos callar.
  Pero,las mejores carcajadas salieron un día que nos sirvieron legumbres en el almuerzo: porotos
con riendas para ser mas precisos. Estaban tan exquisitos que más de alguno anduvo rebuscando
por si podía comerse otra porción. De anochecida comenzaron los efectos en todos nosotros,uno
que otro peo tímido por ahí...otro por allá...hasta que comenzó la competencia: ¡Guerra de Peoos!
cada cual mostrando sus habilidades para tirárselo: algunos eran profundos,otros muy modulados,
unos tirados con fuerza y uno que otro que se caían solos,estaban los experimentados que se los
tiraban musicales y los ya profesionales que movían las nalgas produciendo sonidos tanto armo-
niosos como tenebrosos. Todo esto acompañado de estruendosas carcajadas...imagínense...
como 45 personas y todas cagándose,estaba la media zorra..jajaja!!
  En eso,entra "La Negra" una enfermera grandota,como de metro setenta y cinco,con unas manos
de boxeador y que infundía un respeto único en todos los pacientes. Era que no,cuentan las malas
lenguas que un día le estaba haciendo el aseo a un paciente semi-postrado,y éste wueón caliente
con el pretexto de voltearse...le pegó el agarrón a una teta. Del puro charchazo que le llegó,estu-
vo durmiendo todo el resto del día. Bueno...entra "La Negra" y grita: "¡Ya,se acabó el hueveo..
Buenas noches!" Y del interruptor principal apagó todas las luces de la sala. Y no sé de dónde...
salió un peo tan fuerte y tan largo que todos nos aguantamos las ganas de reirnos.
  Se escuchó una risa apagada y la voz de "La Negra"que decía: "P'tas que son chanchos estos
wueones". Luego sus pasos alejándose por el pasillo,todos esperamos unos momentos..y nos
largamos a reir a mandíbula batiente. Hasta el día de hoy no se qué culo habrá sido dueño de
ese inmenso peo...a estas alturas ya no debe tenerlo..por los peos,digo yo.
  A mitad de semana,como a las 18 horas,se sintió un movimiento sísmico bastante fuerte y lar-
go..."La Negra"salió a calmar los ánimos de la mayoría de los pacientes,que ya querían salir
apretando cueva (estábamos en un tercer piso),pasando todo,ya calmados,se juntaron grupos para
conversar y relajarse...¡hablando de temblores y terremotos,wueón! ahí uno se da cuenta que el
Chileno, p'tas que es masoquista jajajaja!!
  Nadie sabía que ese temblor sería el preludio de una catástrofe que enlutaría a muchas familias
del Chile Central. Ese 28 de Marzo de 1965 amaneció caluroso,todos pensaron que el Verano se
alargaría. Las enfermeras diligentemente comenzaron con los tratamientos,algunos otros partie-
ron a exámenes..(los camilleros eran los wueones mas pencas del hospital,chocaban con cual-
quier wuevá que tuvieran por delante...las puertas se le hacían angostas y las esquinas estrechas)
La mañana pasó sin ninguna otra novedad,cuando habíamos terminado de almorzar (12.33 A.M.)
empezó a quedar la cagá...Un movimiento telúrico Grado 7.4 Richter con epicentro en La Ligua.
  El piso y el cielo de la sala se abría y cerraba..las paredes de momentos dejaban ver hacia
afuera..todo se cubrió de un polvo fino que caía del techo y se levantaba del suelo...lo peor..
el ruido,un ruido como de lamento y lloro que salía de las paredes del edificio,los gritos de per-
sonas que venían de abajo..de las calles,el movimiento que se acrecentaba por segundos..que,de
no estar afirmado te ibas de bruces al suelo...yo,me afirmé al pie de la cama,que se desplazó
como 40 centímetros..y el ruido..y el movimiento que no cesaba. Ahí me dije: "esta wueá sigue..
y se va ir todo guarda abajo.."ya lo tenía asumido. No se cayó,quedó a cagarse de descuadrada,
pero,no se cayó. Lo que más me espantó fue que en el momento del terremoto mismo,hombres
mayores que en algún momento los vi tan serenos,tan serios y hasta imponentes,ahora eran ver-
daderos niños implorando que todo se acabara.
  Llegó la orden de evacuar el tercer piso...a medida que íbamos bajando,venían las réplicas. To-
dos nos deteníamos y el griterío era ensordecedor..algunos se postraban de rodillas rezando,otros
llorando como cabros chicos,ver a hombres hechos y derechos perdiendo la compostura me im-
pactó bastante...quizás eso me sirvió como retroalimentación inversa..porque yo..tranquilo..
nervioso.
  Estando todos abajo en los jardines centrales del hospital, veo a mi viejo buscándome entre la
multitud..en ese momento ayudaba a beber agua a un compadre que le habían cortado una pata,
tenía una diabetes mal cuidada. Mi viejo me ve y me abraza, feliz de encontrarme bien de salud
y alentado. Me cuenta que a la pasada se había encontrado con el medico..¡Y estaba de alta!
 Apurado junté mis cosas..cuando me puse la ropa..¡me quedaba nadando! para sujetarme el pan-
talón tuve que darle como dos vueltas al cinturón. Después supe que había bajado como diez kilos.
  Arriba del Bus,camino a casa,mi viejo me comenta que,el alta no significa que esté bien...el
tratamiento seguía igual...recurrieron a dar de alta a todas las personas que podían seguir el tra-
tamiento en su hogar. Necesitaban las camas para los heridos que iban a empezar a llegar pro-
ducto del terremoto. Chuchas..pensé para mis adentros...creí que esta huevada se había acabado,
pero..bueno,lo importante era estar en casa..lo demás eran puras huevadas nomás.
  Mientras el Bus seguía su recorrido,miraba por la ventana,al pasar observaba casas derrumbadas
me di cuenta que existían personas con problemas mucho mayores que los míos.
  Al bajarnos del Bus,los dos irradiábamos una alegría que no podíamos disimular...él porque
estaría con todos sus cachorros juntos en casa...yo porque estaba en casa y vería a mi viejita y
a todos mis hermanos. Nos estaba esperando un tío,cuñado de mi viejo..lo llamó a un lado le dijo
algo al oído y lo abrazó. Lo que le habrá dicho,empañó toda esa felicidad que traíamos desde el
hospital...el semblante de mi padre se ensombreció,sus ojos se llenaron de lágrimas,de rabia..
de impotencia..y ya no volvió a ser el mismo,hasta el día de su fallecimiento.

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